sábado, 11 de junio de 2011

CORRUPCIÓN, ESA CONSTANTE

CORRUPCIÓN, ESA CONSTANTE

por Francisco Parra Luna, Catedrático Emérito, UCM (parraluna34395@yahoo.es)

Sea chiste o anécdota déjenme contarlo: El alcalde de una importante ciudad norteamericana ha de pintar la fachada del ayuntamiento y pide presupuestos a un inglés, un alemán y un español: El inglés presupuesta 3 millones de dólares; el alemán 6 y el español 9, por lo que el edil extrañado pide comprender estas diferencias. El inglés le argumenta que ha reajustado los costes al máximo; el alemán que ha perseguido la calidad; y el español le dice: mire, señor alcalde, Vd. me aprueba al presupuesto de nueve, que lo haga el inglés por tres, usted se queda con tres, y yo con los otros tres.

No se conoce la respuesta del alcalde, pero ¿resultaría creíble esta hispánica salida?. ¿Qué si resultaría creíble?. Solo habría que remontarse al reinado de Felipe III, conocido por los casos Rodrigo Calderón y Duque de Lerma, para confirmar una cierta constante en nuestra historia que involucraría a la propia María Cristina durante su regencia, que pasa por los casos de CAMPSA, Prieto o March en la República, los de Matesa y Arburua (“que de botones llegó a archimillonario” según el propio Franco) durante el Franquismo, o por nuestros contemporáneos Filesa, BOE, Roldan, Vera, Marbella, Afinsa-Forum, Gescartera, Gurtel.… y ¿cuántos más en cualquier época?..

Pero el lector, aún reconociendo todos estos subproductos patrios, pensará que como en todas partes cueces habas, en el resto del mundo pasará algo parecido. Y sin duda es así ya que al final es una cuestión de porcentajes. Pero cuando nos atenemos a los estudios comparativos como los del “World Economic Forum” en su Global Global Competitiveness Report 2010-11, de los 139 países comparados la, digamos “honestidad nacional”, en contraste con las de los países más desarrollados de Europa siempre en los primeros puestos, se sitúa en los rangos siguientes: 57 en “Favoritismos gubernamentales”; 50 en “Desvío de fondos públicos”; 75 en “Confianza en los políticos” y nada menos que el puesto 101 en “Derroche de dineros públicos” (“Wastefulness of Governmental Spending”). ¿Seguiría Europa terminándose en los Pirineos?.

Ello por limitarnos al clásico contubernio público-privado, porque si hablamos del despilfarro alegremente exhibido y hasta constitucional de los gobiernos locales, autonómicos y central, éste alcanza cotas insostenibles en un país con 5 millones de parados y con su economía en entredicho precisamente por sus desequilibrios financieros. Comenzando por los dos mil entes públicos que sostienen las autonomías y continuando con un despilfarro generalizado (asesores, coches oficiales, subvenciones a partidos, asociaciones y sindicatos, sistema salarial ajeno a la productividad, etc.), para terminar con la “compra” de votos autonómicos mediante múltiples dádivas que paga el estado central, en vez de los impuestos pagados por los contribuyentes autonómicos que podrían exigir así una mejor utilización. Ineficacia política suma que nos tiene desprestigiados financieramente y en boca del mundo en el momento actual con una economía prácticamente “intervenida” y una nación deshilachada y centrífuga que no logran unir ni los éxitos deportivos de España.

Comportamiento éste entre asumido y golfera pero que no resulta tan grave como la amplia cultura que lo nutre, como esa falta de valores, humildad, esfuerzo y ética que está evitando, por hablar del paro y la crisis, percibir realidades y diferencias decisivas en España (quien no “diferencia” no comprende) por parte de los políticos, el discernimiento de las posibilidades que encierran por los técnicos, y la necesidad de darlas a conocer por la prensa. Y aquí es donde hay que revenir una y cien veces al “sistema de valores” que impide que España termine de ser una nación respetada, seria, desarrollada y en consecuencia consciente de sus peculiaridades, del tipo de pecados cometidos y de la penitencia que le conviene; verbigracia: reducir gasto público sí, pero para emplear esa misma masa monetaria en crear puestos de trabajo pro-competitivos que hagan crecer el PIB y contribuyan a salir de la crisis con la rapidez requerida o al mismo ritmo que los demás. Es decir, España solo debería reducir déficits y endeudamientos mediante la cadena “reubicación masa monetaria-creación puestos de trabajo-“crecimiento del PIB-ingresos fiscales”, pero nunca “bajar por bajar” el déficit fiscal que es lo que se está haciendo ahora. Porque lo único que conseguiremos será mantener “sine die” esta bochornoso nivel de paro y dificultar nuestras posibilidades de desarrollo económico y humano. Y en lugar de demostrar internacionalmente que una reubicación inteligente de nuestra masa monetaria es técnicamente viable, parece que corren tiempos de obediencia acomplejada, más que de lucidez y valentía para convencer a quienes nos imponen la penitencia (la UE, el FMI, los mercados..), de la necesidad de utilizar nuestro potencial absurdamente inexplotado. Y es que lo que se nos pide, no pasa de ser una especie de “dolce far niente” (no gastar) que en el fondo nos viene como anillo al dedo dada nuestra más bien simplista, cómoda e indolente forma de ser. Donde no puede negarse que utilizamos tecnologías punta, métodos sofisticados, voluntad de hierro y argumentos infalibles es en corrupción de alcaldes.

1 comentario:

  1. Interesante hipotesis que convendria profundizar.

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